Además de una enfermedad en sí misma, la obesidad es un factor de riesgo de numerosas patologías crónicas como puede ser la diabetes o algún tipo de enfermedad cardiovascular, así como distintos tipos de cáncer, o infarto e ictus. Tal es así que, con objeto de mejorar su función metabólica y su salud general, la mayoría de sociedades médicas recomiendan a la población con obesidad una pérdida de entre un 5% y un 10% de su peso corporal.
Sin embargo, y como muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos), una pérdida del 5% es suficiente para reducir significativamente el riesgo de desarrollo de diabetes y de cardiopatía isquémica.
Tal y como explica Samuel Klein, director de esta investigación, “nuestros resultados demuestran que las personas con obesidad logran un gran beneficio con una reducción de su peso de únicamente un 5%. Por ello, consideramos que las guías de práctica clínica deben ser modificadas y establecer como objetivo terapéutico la pérdida de un 5% del peso, y no del 5-10% contemplado en la actualidad”.
“Y es que fijar el objetivo en un 5-10% aumenta la percepción de fracaso cuando los pacientes no pueden lograr una reducción mayor del 5%”, comentó el experto, sin embargo, incidió en que “es mucho más fácil perder un 5% del peso que un 10%. En consecuencia, es muy importante que la gente conozca los beneficios para la salud que conlleva una pérdida del 5% del peso, así como los beneficios adicionales que pueden esperar los pacientes con obesidad cuando esta pérdida de peso es aún mayor”.
Los resultados de los numerosos estudios realizados son tan claros como contundentes: la disminución de peso en la obesidad es muy beneficiosa. Sin embargo, ningún estudio había evaluado hasta el momento los beneficios asociados con los distintos objetivos de pérdida de peso: de un 5%, de un 10%, y de un 15%.
Por ello, la nueva investigación contó con la participación de 40 personas obesas a las que, según un criterio aleatorio, se les solicitó que mantuvieran su peso o siguieran una dieta baja en calorías para perder un 5%, un 10% o un 15% de su peso corporal.
Todos los participantes mostraban signos de resistencia a la insulina, una condición en la que la glucosa generada tras una comida permanece en la sangre en lugar de ser capturada por las células del organismo. El resultado es una elevación de los niveles de glucosa en sangre, por lo que la resistencia a la insulina constituye uno de los principales factores de riesgo de la diabetes.
Como destaca Samuel Klein, “si miramos los resultados en su conjunto observamos que una pérdida de sólo un 5% es suficiente para mejorar la salud, así que como una pérdida de peso adicional conlleva una reducción aún mayor de los factores de riesgo de enfermedad metabólica y cardiovascular”.
“Espero que nuestro estudio, con unos objetivos tan asequibles, motive a la gente a perder peso. Y es que los resultados muestran que incluso una pequeña pérdida de peso conlleva beneficios muy importantes sobre múltiples sistemas del organismo. Así, esperamos que estos hallazgos alienten a la población obesa a vigilar su dieta y a practicar ejercicio físico, pues así tendrán un menor riesgo de diabetes y enfermedad cardiovascular”, concluyó.
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