Se camina hacia el desenlace, el pacto entre la Unión Europea y Grecia, o dicho con más precisión entre el Eurogrupo y el gobierno de Syriza (Coalición de la Izquierda Radical) que preside Alexis Tsipras. Puede producirse un acuerdo feliz, o diferencias que puedan plantear un referéndum en Grecia o nuevas elecciones generales.

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, irrumpió en el que es el último acto de negociación y forcejeo interminable desde el triunfo de Alexis Tsipras en las últimas elecciones legislativas. Invitó al primer ministro griego para una reunión formal en Bruselas. Quiso exponerle los acuerdos de la reciente cumbre de Berlín. Al término de la reunión, se produjo una cena de trabajo entre ambos con la asistencia del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

Se ha entrado ya -y es la convicción de analistas en Bruselas como recogió Hechos de Hoy– en la escena final, en este mes de junio, de la crisis política y económica con Grecia. La Unión Europea no quiere una humillación ni busca tampoco una imposición. El deseo en Bruselas es el de que Grecia sea socio confiable de la Unión Europea y la Alianza Atlántica. Se quiere además evitar una suspensión de pagos. Y por supuesto de trata de impedir la entrada en convulsión de la Zona euro con la situación no conocida de un socio que puede abrir la puerta de salida y abandonar el club.

No es asunto sólo de la zona de la moneda única en la Unión Europea. El euro junto al dólar es pilar de la cesta de monedas. Una crisis total con Grecia no será nunca sólo un conflicto en Europa sino una convulsión geopolítica general.

Hay muchas incógnitas. La principal gira sobre la posición de fortaleza de Alexis Tsipras, las expectativas que alentó, y el clima de frustración que se puede producir. Todos los protagonistas son ahora cautos y herméticos pero el reloj avanza y este mes de junio ya es realmente decisivo.

Ante este nuevo viaje de Alexis Tsipras a Bruselas, la mediación del presidente de la Comisión Europea y las expectativas que se han creado, Mario Draghi insistió en el relato. Abogó por un acuerdo sólido, que produzca crecimiento, que sea socialmente justo pero también fiscalmente sostenible, y que solucione las fuentes de inestabilidad financiera en el sector financiero. El presidente del Banco Central Europeo definió certeramente la complejidad de la negociación que se ha mantenido desde el mes de enero y cuyo desenlace urge.