Qué feliz soy viviendo en mi casita rodeado de la gente que me quiere. No le pido más a la vida. No molesto a nadie y quiero a todos los que me quieren. Cuando investigo en estas noticias como la de que Elon Musk ha decidido no comprar Twitter, me alucino de que haya gente con tan pocos escrúpulos y me pregunto: ¿de verdad que son felices?
El argumento esgrimido para no hacer efectiva la oferta que había hecho es la falta de transparencia de la red social. De esa ya he escrito también mucho y él tiene razón. Pedía un listado de la cantidad de cuentas falsas que deambulan por la red del pajarito y no se la dieron.
Si me la piden a mí, les diría que acaban antes pidiendo el listado de los que tenemos cuentas verdaderas. Ya saben que pienso que Twitter se ha convertido en una red de fake-news y robots lanzando mensajes de todas (todas, todas, todas) las ideologías.
Pero, si eres de los que raspas un poquito las noticias, te das cuenta rápido que era un argumento demasiado “light” y que más que eso es una excusa para no destapar las verdaderas razones.
¿Y si fuera que empleó la noticia de que quería comprar Twitter para poder deshacerse de las acciones a 10 años de Tesla que estaban a punto de expirar? De esta forma ganaría más dinero del que tendría que pagar por la multa de no comprar la Red Social.
Y como yo soy muy simple de pensamientos y uno de mis teoremas dice que “cuando alguien gana dinero es porque otro lo pierde”, creo que esta jugada le va a costar dinero a mucha gente. Tenemos juicio para rato. ¿Y este señor sigue siendo feliz?