En los hechos de hoy, martes 5 de noviembre, enorme impacto en plena elección presidencial en Estados Uidos a la noticia del cese del ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant.
Benjamín Netanyahu sólo buscó sobrevivir poíticamente y cedió a las presiones de los ultraortodoxos, también llamados jaredíes (Los temerosos de Dios), los seguidores de la corriente del judaísmo ortodoxo cuya vida está marcada por los textos religiosos y por estrictas normas sociales.
En la Casa Blanca y en el Pentágono -según apuntaron analistas a Hechos de Hoy– se calificó esta decisión de dramática.
Benjamin Netanyahu cesó al ministro de Defensa, Yoav Gallant, después de meses de enfrentamientos. Israel Katz, actual ministro de Asuntos Exteriores, fue designado ministro de Defensa. Gideon Sa’ar sucede a Katz como ministro de Asuntos Exteriores. Atención a que ninguno de los dos tiene experiencia militar.
Gallant era además el interlocutor de la Administración Biden. Mantenía activado un teléfono rojo con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin. Gallant reaccionó a su cese señalando que “la seguridad de Israel ha sido y siempre será mi misión de toda la vida”.
Netanyahu ha luchado por mantener el control de su frágil coalición. Ahora ha atravesado la línea roja definitiva que podría suponer el fin de su liderazgo.
Cuando Netanyahu intentó por primera vez despedir a Gallant el año pasado, debido a su oposición a las reformas judiciales, dr ptodujeron manifestaciones masivas en todo el país. Minutos después de que Netanyahu hiciera el anuncio, los líderes de la oposición llamaron a los israelíes a salir a las calles en un acto de masiva protesta.
En Jerusalén y Tel Aviv estallaron manifestaciones. Los manifestantes que se congregaron frente a la residencia de Netanyahu en Jerusalén gritaron “¡vergüenza!”. En Tel Aviv, los manifestantes bloquearon una carretera principal mientras las familias de los rehenes retenidos en Gaza gritaban “Bibi es un traidor”.
Einav Zangauker, cuyo hijo Matan todavía está en Gaza, dijo en una declaración que despedir a Gallant “durante una guerra y nombrar en su lugar a un hombre que dice sí a todo, que carece de experiencia en seguridad, está enviando un mensaje claro: nadie se enfrentará a Netanyahu y le impedirá torpedear acuerdos y prolongar la guerra”.
El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, lo calificó de “acto de locura”. “Netanyahu está traicionando a la seguridad de Israel y a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a cambio de su despreciable supervivencia política”, señaló Lapid.
Netanyahu se vio obligado a retirar un proyecto de ley que habría permitido a los israelíes ultraortodoxos obtener subsidios gubernamentales para guarderías incluso si el padre de los niños no sirve en las Fuerzas de Defensa de Israel, como deben hacer todos los demás israelíes judíos. Netanyahu depende de los partidos ultraortodoxos para gobernar, y estos han amenazado con derrocar su coalición si se los obliga a servir en masa en el ejército.
Gallant se había manifestado abiertamente contra la idea de que los israelíes ultraortodoxos estuvieran exentos del servicio militar.
El momento es realmente dramático porque ocurre en medio de una guerra en siete frentes, con Israel en alerta máxima ante la posibilidad de que los iraníes ataquen de nuevo y con cientos de miles de reservistas y soldados en peligro y necesitando confianza en el escalón político que los envía a la batalla.
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