La sesión histórica en el Congreso de los Diputados dejó muchas lecturas. La principal, sin duda -y se reconoció a Hechos de Hoy por parte de diputados socialistas- es la de la extrema importancia que tiene la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba. Aunque se tiende a hablar de un escenario bipartidista, lo esencial es la existencia en España de un escenario de centro que puede girar a la derecha o a la izquierda. En ambos lados un partido conservador -pero no de corte anglosajón- y una socialdemocracia.

Todo ello se visualizó con las intervenciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba antes de una votación en la que PP, PSOE, UPyD, UPN y Foro Asturias se pronunciaron a favor; y CiU y PNV, se abstuvieron. Izquierda Plural, ERC, BNG, Compromís y Geroa Bai votan en contra. Odón Elorza rompió la disciplina del PSOE al abstenerse y Guillem García se ausentó de la votación

El presidente del Gobierno subraya "la naturalidad" del trámite y alabó el papel del Rey Juan Carlos I y la capacidad del Príncipe Felipe. El líder del PSOE defendió el apoyo de su grupo amparándose en la Constitución y en el consenso alcanzado de 1978. CiU hizo un balance "positivo" del reinado y lamentó que PP y PSOE busquen la "adhesión a una nueva transición". ERC apuntó que "cambiando de coronas no se cura el dolor de cabeza"; el PNV aconsejó convencer a la ciudadanía de su "utilidad"; e IU defendió la necesidad de hablar de "monarquía o democracia". Diputados de varios partidos de la oposición aprovechan la votación de pie y en voz alta para acompañarla de mensajes.

Entre todas las voces -de una sesión histórica cargada de morbo, tras la expectación y las imágenes que dejó la visita de Enrique Peña Nieto– fue muy relevante la posición de la líder de UPyD- Rosa Díez apoyó el proyecto de ley que permitirá la abdicación del Juan Carlos I emplazando al futuro Rey Felipe VI a que esté "a nuestro lado" en el necesario proceso de regeneración de la democracia.

Rosa Díez aseguró además que el referéndum sobre la Monarquía que demandan fuerzas como la Izquierda Plural es "ilegal" porque trata de enmendar la Constitución sin respetar el procedimiento establecido. "Es un ariete para demoler la Constitución", advirtió. Subrayó además que esta es una oportunidad para salvar la democracia de la "corrupción que la corroe", del "enjuague público-privado", de los "populismos de radicalidad y de ruptura", y de los "salvapatrias de una y otra facción".