Un grupo de expertos de Reino Unido, Canadá y Estados Unidos se han propuesto presionar a gobiernos y empresas alimentarias para que reduzcan los niveles de azúcar innecesarios en sus productos. Denominada Action on Sugar, la campaña cataloga a esta popular sustancia como una de las causas de los elevados índices de obesidad y del alto riesgo de tener diabetes.

De hecho, los expertos aseguran que si las grandes empresas del sector alimentario disminuyen entre un 20 y 30% la cantidad de azúcar en sus comidas, se podría frenar en los próximos cinco años la tendencia a la obesidad. El caso es que los productos nada sospechosos de contener azúcar, si lo llevan. Así, desde el tomate de lata hasta los yogures que se anuncian como 0% de grasa se libran de contener hasta cinco cucharaditas de azúcar. E incluso los productos salados, de los que nadie imagina que contienen azúcar, lo llevan.

El diario británico The Independent citó en un artículo a Simon Capewell, reconocido epidemiólogo de Reino Unido, quien aseguró que el azúcar es el nuevo tabaco. De acuerdo con la publicación, el especialista también sostuvo que la industria, preocupada por obtener beneficios y no por la salud pública, impone a padres y niños sus bebidas azucaradas y comida basura.

Según la Organización Mundial de la Salud, el mundo experimenta un incremento en la tasa de obesidad con indicadores que muestran un grave problema de salud el cual se extiende, incluso, a la infancia.

Se pretende pues que las empresas alimentarias reduzcan la cantidad que contienen sus productos entre un 20 y un 30% en un plazo de tres a cinco años, eliminando así hasta 100 calorías al día de la dieta de adultos y niños.

Para el presidente de la Academia de Médicos del Reino Unido, Terence Stephenson, la comida basura y los refrescos deberían de recibir el mismo tratamiento que el tabaco: desde la prohibición de los anuncios hasta una reducción del marketing. Además propone aumentar los impuestos que gravan las bebidas gaseosas y azucaradas hasta que el precio se incremente en un 20 por ciento para "impulsar a la gente a beber otras cosas más saludables".