Es difícil trazar el retrato de Abdul Fatah al-Sisi, y de situar el fenómeno de la Sisimanía que se ha afianzado rápidamente en Egipto. De nuevo la pista de la inseguridad que se apoderó de El Cairo desde el colapso del régimen de Hosni Mubarak ofrece muchas claves de un cambio drástico que cuenta con el respaldo de Arabia Saudí y Catar, y del resto de las monarquías del Golfo.

¿Dónde se va a situar Al-Sisi en la historia republicana de Egipto que arrancó en 1953? Naguib, Nasser, Sadat, Mubarak y Morsi, junto a tres presidencias interinas, son las personalidades de este período. Pese a las distancias, Al-Sisi, designado ministro de Defensa por Morsi, estaría más próximo a Nasser por su convicción y liderazgo. Nunca imaginó Morsi que el joven general sería el hombre del golpe de Estado que arrumbó una experiencia democrática que era inédita en Egipto.

Al-Sisi, el interlocutor de la junta militar con la cofradía de los Hermanos Musulmanes, fue el hombre de la mano abierta y el látigo. No es un ideólogo pero su proyecto permanece como un misterio. Tras jurar el cargo de nuevo presidente en la sede del Tribunal Constitucional, celebró la "democrática y pacífica transición" que le ha llevado al poder. "Juro por Dios guardar lealtad al régimen de la república, respetar la Constitución y la ley, proteger los intereses del pueblo en su totalidad y preservar la independencia de la patria, su unidad y la integridad de su territorio", leyó en el acto de investidura.

A su lado, se encontraba Adly Mansur, presidente interino del país durante la fase de transición, y que a partir de ahora volverá a ocupar su cargo de presidente del Tribunal Constitucional. Esta es la primera vez en la historia de Egipto que se produce una ceremonia de traspaso formal de poderes de un presidente a su sucesor.

 Al-Sisi venció en las elecciones presidenciales celebradas en mayo con el 97% de los votos. Tras la revuelta de 2011 que puso fin al régimen de Mubarak se organizaron por primera vez elecciones democráticas y en las cinco citas electorales siguientes triunfó el partido de los Hermanos Musulmanes, organización islamista ahora ilegalizada. Ahora es una incógnita saber quién es Al-Sisi y qué supondrá para Egipto sabiendo que el único dato es el apoyo total que tiene de Arabia Saudí. Es la impresión de analistas en Jerusalén según  informaciones recogidas por Hechos de Hoy.