A finales de octubre podríamos presenciar un calentamiento súbito estratosférico (CSE) causado por el intercambio de energía en forma de calor que se produce entre la estratosfera y la troposfera, y que puede derivar en grandes variaciones de circulación entre ambas capas.
Los CSE tienen su origen en latitudes medias y se mueven hacia las polares, desplazando al aire más frío de esa región y comprometiendo la estabilidad del vórtice polar.
En esta ocasión destaca la posibilidad de que este fenómeno se produzca en fechas tan tempranas, casi de récord, ya que el fenómeno tendría lugar entre la última semana de octubre y las primeras de noviembre, algo muy poco habitual.
Si la circulación de la estratosfera se ve afectada puede llegar a capas inferiores, produciéndose cambios en la circulación de la troposfera y grandes anomalías, como ocurrió durante el invierno pasado cuando un episodio de calentamiento súbito estratosférico desestabilizó la circulación de la estratosfera en diciembre y las anomalías afectaron a los sistemas meteorológicos de la troposfera en el mes de enero desencadenando, entre otros fenómenos, la borrasca Filomena.
Esto último ocurre si el calentamiento súbito estratosférico es intenso y persistente, alterando primero las condiciones presentes por encima de la tropopausa y después reflejándose más abajo. Para notar estos cambios tendremos que esperar muy probablemente a noviembre.